Los mitos más comunes sobre la depresión y la ansiedad

Autor: Andres Esteban Avendaño Perez , 09/10/2024 (24 vista)
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Los mitos más comunes sobre la depresión y la ansiedad

Aclarar las ideas erróneas sobre la depresión y la ansiedad es esencial para una comprensión más precisa y empática de estos trastornos.

La depresión y la ansiedad son dos de los trastornos mentales más comunes en la actualidad, pero también son dos de los más incomprendidos. A pesar de los avances en el campo de la psicología y la psiquiatría, muchas creencias erróneas y mitos persisten, lo que no solo dificulta el tratamiento adecuado de quienes los padecen, sino que también estigmatiza a quienes buscan ayuda. En este artículo, se abordarán algunos de los mitos más extendidos sobre estos trastornos, con el fin de brindar una comprensión más clara y científica de su naturaleza.

Es importante recordar que tanto la depresión como la ansiedad son condiciones complejas, influenciadas por múltiples factores, desde la estructura psíquica del individuo hasta las dinámicas sociales en las que está inmerso. Por ello, es crucial desmentir ciertos mitos y ofrecer una visión más matizada de estas condiciones, especialmente desde un enfoque psicológico, donde la comprensión de los conflictos internos y de las relaciones humanas juega un papel central.

Mito 1: “La depresión es solo estar triste, y la ansiedad es solo estar nervioso”

Una de las creencias más comunes es que la depresión es simplemente tristeza prolongada y que la ansiedad no es más que un estado de nerviosismo que todas las personas experimentan en algún momento. Sin embargo, tanto la depresión como la ansiedad son mucho más complejas y abarcan una gama de síntomas que van más allá de las emociones temporales.

Desde un punto de vista psicológico, la depresión implica un estado profundo de desamparo, desesperanza y falta de interés por la vida, donde el individuo experimenta una desconexión no solo emocional, sino también cognitiva y física. En palabras de Aaron Beck, uno de los pioneros en la terapia cognitiva para la depresión, este trastorno está marcado por un "triángulo cognitivo" en el que la persona desarrolla una visión negativa de sí misma, del mundo y del futuro. La tristeza puede ser un síntoma, pero no es el único ni el más representativo.

En cuanto a la ansiedad, esta no se reduce a un simple estado de nerviosismo. La ansiedad patológica implica una respuesta desproporcionada ante situaciones que no necesariamente representan una amenaza inmediata. Freud, en sus escritos sobre la ansiedad, hablaba de la "angustia neurótica", un tipo de ansiedad que surge cuando los impulsos internos del individuo (que podrían estar reprimidos) entran en conflicto con el "yo" consciente. Esta ansiedad no tiene una causa directa identificable y puede manifestarse a través de síntomas físicos, como el insomnio, la taquicardia o los ataques de pánico.

Mito 2: “Solo las personas débiles se deprimen o sufren ansiedad”

Este mito perpetúa la idea de que experimentar depresión o ansiedad es un signo de debilidad personal o una falta de carácter. Nada podría estar más lejos de la verdad. Cualquiera puede sufrir depresión o ansiedad, independientemente de su fortaleza mental, de su éxito profesional o de sus logros personales.

El enfoque psicoanalítico, en particular, refuerza la idea de que la aparición de estos trastornos no tiene que ver con la debilidad, sino con la manera en que las personas gestionan sus conflictos internos y sus emociones reprimidas. La teoría del apego de John Bowlby, por ejemplo, subraya que nuestras primeras experiencias relacionales —cómo nuestros cuidadores respondieron a nuestras necesidades emocionales— pueden influir en la forma en que manejamos el estrés y las dificultades emocionales en la vida adulta.

Es importante destacar que, al igual que otros trastornos psicológicos, la depresión y la ansiedad son el resultado de una interacción compleja entre factores biológicos, psicológicos y sociales. No es cuestión de fortaleza o debilidad, sino de cómo la mente y el cuerpo responden a determinadas experiencias y contextos de vida.

Mito 3: “Si tienes una buena vida, no puedes estar deprimido o ansioso”

Este mito refuerza la idea errónea de que la depresión y la ansiedad están siempre ligadas a circunstancias externas adversas, como la pobreza, el desempleo o la pérdida de un ser querido. Si bien es cierto que estos factores pueden desencadenar o agravar un trastorno, muchas personas que parecen llevar "buenas vidas" desde el exterior también experimentan estos problemas.

Desde un enfoque psicológico, es fundamental entender que estos trastornos no solo responden a factores externos, sino también a procesos internos inconscientes. Carl Jung, por ejemplo, sostenía que el inconsciente colectivo y las experiencias no resueltas pueden influir en la vida emocional de una persona de maneras que no son obvias para los demás, ni siquiera para el propio individuo. La depresión y la ansiedad pueden surgir incluso en aquellos que, aparentemente, no tienen "razón" para estar mal, debido a la interacción de factores intrapsíquicos como los traumas infantiles o los conflictos reprimidos.

La existencia de este mito subraya la importancia de reconocer que la salud mental no siempre guarda una relación directa con las circunstancias externas visibles. En muchas ocasiones, los conflictos internos de los individuos, como la culpa, la vergüenza o el duelo no elaborado, pueden ser el verdadero origen de estos trastornos.

Mito 4: “La depresión y la ansiedad se superan con fuerza de voluntad”

Este mito es particularmente dañino, ya que sugiere que la persona que padece depresión o ansiedad simplemente no está "esforzándose lo suficiente" para sentirse mejor. La realidad es que estos trastornos son complejos y no pueden superarse únicamente con fuerza de voluntad.

En la psicología, entendemos que el sufrimiento psíquico está profundamente arraigado en el inconsciente y en los patrones de pensamiento automáticos. La terapia cognitivo-conductual (TCC) ha demostrado que las personas con depresión y ansiedad tienen pensamientos disfuncionales recurrentes que refuerzan sus emociones negativas. Estos pensamientos automáticos no pueden simplemente "apagarse" con la voluntad; requieren un trabajo terapéutico para identificarlos y modificarlos.

Además, en el enfoque psicoanalítico, se considera que muchos de los problemas emocionales son el resultado de conflictos inconscientes que no se resuelven fácilmente a nivel consciente. Como ya señalaba Freud, muchos de estos conflictos están fuera del alcance de la voluntad consciente, y la terapia psicoanalítica es necesaria para explorar y comprender estos procesos. Este enfoque subraya que, si bien la voluntad es un componente importante en el proceso de recuperación, no es suficiente para superar un trastorno de esta magnitud sin una intervención adecuada.

Mito 5: “La terapia no es necesaria, la medicación es suficiente”

La idea de que los problemas psicológicos pueden resolverse únicamente con medicación es otro mito que persiste en muchos sectores de la sociedad. Si bien los medicamentos pueden ser útiles para aliviar los síntomas de la depresión y la ansiedad, especialmente en casos graves, la medicación no aborda las causas subyacentes de estos trastornos.

Desde una perspectiva psicológica y psicoanalítica, los trastornos de ansiedad y depresión son a menudo el resultado de conflictos no resueltos, patrones de apego disfuncionales y emociones reprimidas. La medicación puede ser un paliativo temporal para los síntomas, pero no resolverá estos problemas más profundos. Tal como señala Nancy McWilliams en su obra Psychoanalytic Diagnosis, “la verdadera curación proviene del autoconocimiento y de la capacidad de trabajar a través de los conflictos internos”. La terapia, ya sea cognitiva, psicodinámica o de otra orientación, es fundamental para tratar las raíces del problema y no solo sus manifestaciones superficiales.

La combinación de medicación y terapia es a menudo el enfoque más eficaz. En este sentido, los profesionales de la salud mental pueden proporcionar la orientación adecuada para encontrar el equilibrio entre ambos tratamientos, dependiendo de las necesidades individuales.

Conclusión

Desmontar los mitos sobre la depresión y la ansiedad es fundamental para eliminar el estigma que rodea a estos trastornos y para fomentar una comprensión más profunda y compasiva de quienes los padecen. Tanto la depresión como la ansiedad son trastornos complejos que no se deben reducir a simples emociones o falta de esfuerzo. Comprender sus orígenes, enraizados tanto en factores internos como externos, es esencial para abordar estas condiciones de manera efectiva.

La intervención profesional en salud mental puede proporcionar el apoyo y las herramientas necesarias para enfrentar estos trastornos de manera integral. Si bien la sociedad a menudo subestima la importancia de la terapia psicológica, es precisamente en este espacio donde las personas pueden explorar sus conflictos más profundos y trabajar hacia una mayor comprensión de sí mismas. Así, es valioso recordar que, si bien los mitos pueden confundir y estigmatizar, la verdad radica en la búsqueda activa de soluciones a través del conocimiento y el apoyo terapéutico.

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