La Crianza Violenta: Una Perspectiva de Salud Mental y el Modelo CARA.

Autor: Carlos Leonardo Montoya Flores , 16/05/2024 (104 vista)
Psicología infantil, Baja autoestima, Psicología del adolescente, Trauma psicológico, Sexualidad, Sentido de la vida, Problemas de embarazo
La Crianza Violenta: Una Perspectiva de Salud Mental y el Modelo CARA.

La búsqueda del artículo es divulgar una estrategia de desarrollo y crianza asertiva.

"Fui criado en un entorno violento y, a pesar de ello, considero que estoy bien. Crecí fuerte y aprendí a respetar a los demás." Esta afirmación es común entre aquellos que han experimentado una crianza dura. Sin embargo, desde una perspectiva de salud mental, es crucial examinar más de cerca las implicaciones de estas experiencias.

La crianza violenta puede tener efectos duraderos en la salud mental de un individuo. Aunque algunas personas pueden sentir que han "salido bien", la realidad es que la violencia en la crianza puede llevar a una serie de problemas de salud mental, incluyendo trastornos de estrés postraumático, ansiedad, depresión y dificultades con la autorregulación emocional.

Es común que las personas que han experimentado una crianza violenta se aferren a una visión sesgada del pasado. Esta visión puede estar teñida por la negación, la minimización o la idealización de la violencia experimentada. Esta percepción sesgada puede continuar perturbando su presente, afectando sus relaciones y su bienestar emocional.

Además, es importante destacar que la violencia en la crianza no solo afecta a la persona que la experimenta, sino que también tiene un impacto en la sociedad en general. Los niños que crecen en un entorno violento pueden tener dificultades para formar relaciones saludables y estables en el futuro, lo que puede perpetuar un ciclo de violencia y abuso.

"No los juzgo, son niños rotos, frutos de una crianza en medio de una sociedad rota." Esta afirmación destaca la importancia de considerar el contexto social más amplio. La crianza violenta no ocurre en el vacío; es a menudo un síntoma de problemas sociales más amplios, incluyendo la pobreza, la desigualdad y la falta de recursos de apoyo para los padres.

Como profesionales de la salud mental, nuestro objetivo es promover formas de crianza que apoyen el desarrollo saludable de los niños. Esto incluye fomentar la comunicación abierta, el respeto mutuo, la empatía y el amor. Aunque la crianza perfecta no existe, es esencial que nos esforcemos por romper los ciclos de violencia y criar a nuestros niños en un ambiente de apoyo y cuidado.

Aquí es donde el modelo de crianza CARA (Consciente, Asertiva, Respetuosa y Responsable) puede ser una herramienta valiosa. Este modelo enfatiza la importancia de ser consciente de las necesidades y emociones de nuestros hijos, ser asertivo en nuestras expectativas y límites, ser respetuoso de los sentimientos y experiencias de nuestros hijos, y ser responsable de nuestro propio comportamiento y emociones.

La crianza no tiene por qué ser un reflejo de cómo fuimos criados nosotros mismos. Tenemos la capacidad de aprender, de crecer y de hacerlo mejor. Es nuestra responsabilidad como padres, educadores y miembros de la sociedad, asegurarnos de que nuestros niños crezcan en un entorno lleno de amor, respeto y comprensión.

Como profesional en el área de la salud mental, he observado de primera mano la interrelación entre el abuso y la violencia psicológica y física en el niño. He visto cómo estas experiencias traumáticas pueden influir en el desarrollo de conductas peligrosas en la vida posterior del individuo. No solo se asocian con conductas delictivas, sino también con el consumo de sustancias psicoactivas. La violencia y el abuso en la infancia pueden crear un ciclo de comportamiento autodestructivo, donde el individuo busca alivio o escape de su dolor a través de medios perjudiciales. Este patrón puede ser difícil de romper, y a menudo requiere intervención profesional y un fuerte sistema de apoyo para superarlo.

La prevención es un componente crucial en la lucha contra la violencia en la crianza. Es esencial que como sociedad, tomemos medidas eficaces  para prevenir el abuso y la violencia antes de que ocurran. Esto puede implicar la educación de los padres sobre las técnicas de crianza positivas, la provisión de recursos y apoyo para las familias en riesgo, y la creación de políticas públicas que protejan a los niños y promuevan ambientes de crianza saludables. También es importante fomentar una cultura de no violencia y respeto, donde se valore y se proteja a los niños. La prevención no solo reduce el riesgo de problemas de salud mental en el futuro, sino que también ayuda a construir una sociedad más saludable y segura para todos.

En conclusión, es crucial que como sociedad reconozcamos el impacto de la violencia en la crianza y trabajemos juntos para promover formas de crianza más saludables y positivas. Solo así podremos romper el ciclo de violencia y asegurar un futuro más brillante para nuestros niños."

 

Lic. Carlos Leonardo Montoya Flores
Psicoterapeuta y especialista en el área de consejería familiar asociada a los trastornos conductuales asociados al consumo de sustancias psicoactivas.

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