La ansiedad y el deseo: una lectura psicoanalítica

Autor: César Castañeda Granados , 10/03/2025 (78 vista)
Ansiedad e insomnio, Crisis emocional, Ataques de pánico
La ansiedad y el deseo: una lectura psicoanalítica

Una reflexión psicoanalítica sobre la ansiedad como manifestación del deseo reprimido o insatisfecho. En lugar de verla como un obstáculo, el artículo propone comprenderla como una señal que nos confronta con lo que realmente queremos.

La ansiedad y el deseo: una lectura psicoanalítica

La ansiedad es una experiencia universal. Es esa sensación de inquietud, de urgencia sin una causa aparente, de un malestar que parece no tener explicación clara. En la vida cotidiana, solemos asociarla con el estrés, con el miedo a lo desconocido o con preocupaciones específicas. Sin embargo, desde el psicoanálisis, su significado va mucho más allá de una simple reacción ante lo amenazante.

Jacques Lacan, psicoanalista francés, afirmó que "la ansiedad no engaña". A diferencia de otros afectos que pueden encubrir lo que realmente nos sucede, la ansiedad es un síntoma que nos confronta con algo muy real: nuestro deseo. Pero, ¿qué tiene que ver la ansiedad con el deseo? Para comprenderlo, es necesario explorar la relación entre la falta, el exceso y la forma en que lidiamos con aquello que anhelamos.

La ansiedad como señal del deseo

El deseo es lo que nos mueve, lo que nos impulsa a buscar, a querer algo más allá de lo que tenemos. Sin embargo, en muchas ocasiones, el deseo también nos genera angustia porque nos enfrenta con la falta, con aquello que no poseemos y que, incluso si lo obtenemos, nunca será del todo satisfactorio. La ansiedad surge cuando el deseo se vuelve demasiado presente o cuando no sabemos qué hacer con él. Es una señal de que hay algo en juego que nos confronta con nuestra propia verdad.

Cuando experimentamos ansiedad, puede ser porque nos acercamos demasiado a un objeto de deseo que tememos alcanzar o porque reprimimos ese deseo por miedo a sus consecuencias. La ansiedad no es solo un síntoma molesto a eliminar, sino un mensaje del inconsciente que nos habla de algo más profundo.

La falta y el exceso

El deseo, según el psicoanálisis, está ligado a la falta. Deseamos porque algo nos falta, pero esa falta es constitutiva de nuestra existencia. Sin embargo, cuando el deseo es reprimido, negado o incluso insatisfecho por demasiado tiempo, puede convertirse en ansiedad. También ocurre lo contrario: cuando algo nos desborda, cuando sentimos que el deseo se acerca demasiado y no sabemos cómo manejarlo, la ansiedad se hace presente.

Por ejemplo, alguien que anhela un cambio en su vida (un nuevo trabajo, una relación distinta, un proyecto personal) puede sentir ansiedad no solo por no tenerlo, sino también por la posibilidad de alcanzarlo. ¿Y si lo logro y no es lo que esperaba? ¿Y si al obtenerlo pierdo algo más valioso? Estas preguntas revelan que el deseo no es solo una fuerza de atracción, sino también un motor de incertidumbre.

Otra situación común es la ansiedad que surge cuando se pospone indefinidamente la realización de un deseo. Si una persona desea algo pero se impide a sí misma ir tras ello, la tensión interna se acumula y se convierte en ansiedad. En este sentido, la ansiedad puede ser un reflejo de un deseo que está siendo silenciado o negado.

La ansiedad como oportunidad de escucha

Si la ansiedad es una manifestación del deseo, entonces podría pensarse no solo como un obstáculo, sino como una oportunidad. En lugar de verla como algo a eliminar rápidamente, podría ser una guía para entender qué es lo que verdaderamente nos inquieta. ¿Qué deseo estamos ignorando? ¿A qué falta nos estamos enfrentando?

El psicoanálisis no busca suprimir la ansiedad, sino comprenderla. Cuando se le da un espacio para ser escuchada, cuando en lugar de combatirla con urgencia se explora su significado, es posible descubrir lo que está en juego en nuestra vida psíquica. La ansiedad, lejos de ser un enemigo, podría convertirse en una vía para acercarnos a nuestro deseo más genuino.

En este sentido, acudir a un proceso de análisis puede ser una forma de darle voz a esa ansiedad, de escuchar qué está diciendo sobre nuestra vida, nuestros conflictos y nuestros anhelos. No se trata de encontrar respuestas rápidas o soluciones inmediatas, sino de hacer preguntas que nos permitan comprendernos mejor.

Conclusión

La próxima vez que sientas ansiedad, en lugar de intentar deshacerte de ella de inmediato, podrías preguntarte: ¿Qué deseo está intentando manifestarse? A veces, el malestar no es una señal de peligro, sino un llamado a escuchar lo que realmente queremos.

La ansiedad no engaña; nos confronta con lo que nos falta y con lo que deseamos. Quizá, en lugar de temerle, podamos aprender a escucharla. Comprender la ansiedad desde el psicoanálisis nos ofrece una nueva forma de relacionarnos con ella, no como un síntoma a erradicar, sino como un camino para descubrir lo que verdaderamente nos mueve. En lugar de vivir huyendo de la ansiedad, podríamos comenzar a darle un espacio en nuestra vida, a preguntarnos qué nos está diciendo y cómo podemos responder a ese llamado del deseo.

En definitiva, la ansiedad nos recuerda que estamos vivos, que seguimos deseando, que hay algo en nosotros que nos impulsa a seguir buscando. Y quizá, en esa búsqueda, podamos encontrar nuevas formas de vivir con nuestro deseo y nuestra falta, sin que el miedo nos paralice, sino permitiéndonos avanzar con mayor conciencia sobre lo que realmente queremos.

El artículo ya recibió “me gusta”