¿Cómo tomar la valiente decisión de iniciar un proceso de terapia?

Autor: Benjamín Alejandro Martínez Arias , 15/12/2023 3:49:05 15/12/2023 3:49:05 (81 vista)
¿Cómo tomar la valiente decisión de iniciar un proceso de terapia?

Este artículo explora algunas de las preguntas, mitos y realidades que suelen manifestarse al momento de afrontar esta decisión personal de iniciar con un proceso de psicoterapia.

**Este artículo fue escrito y publicado originalmente para la revista CONEXT, No.1 Vol. 1, Diciembre, 2022, publicada por Psy Alive y ha sido reeditado para esta publicación.
 

¿Será que lo necesito o solo basta con aguantar un poco más?
Cómo tomar la valiente decisión de ir a terapia.

Pese a que la sociedad a nivel mundial se ha vuelto mucho más receptiva al respecto de un sinnúmero de temas, el asunto de la salud mental, entre otros muchos tópicos, aún no logra dejar de ser “políticamente difícil” y resulta un tema por demás sensible. Ya sea por la forma en que se percibe socialmente la búsqueda de este tipo de ayuda o por las diferentes variables, muchas veces económicas, que se ven involucradas en esta decisión.
 

“La terapia es para locos y gente con problemas, ¿por qué debería ir yo?” y otras frases e ideas comunes que nos alejan de la salud mental.

Considero que el mejor punto de partida al respecto de este tema es la idea de que la atención psicológica o psiquiátrica es solo para personas con “problemas”, así, entre comillas. Esta forma de entender desde fuera la atención psicológica que me lleva a la siguiente pregunta: ¿Quién en este mundo no tiene problemas? No se trata de entender “problemas” como algo terriblemente complejo y difícil, sino que un problema puede surgir de cualquier cosa que nos pase en la vida. Ciertamente algunos asuntos serán mucho más complejos, pero eso no se traduce en que los “problemas menores”, nuevamente entre comillas, tengan menor valor a ser atendidos.

Entonces, ¿qué problemas habría que trabajar en psicoterapia?

Esto nos dirige ahora al asunto de qué y para quién un problema es un problema. Partiendo del hecho de que todas las personas somos distintas y entendemos el mundo de maneras distintas, ciertamente algo que para mí puede ser un problema, otra persona puede considerarlo algo trivial. Como sociedad, tendemos a generalizar las cosas que pueden ser un problema que vale la pena resolverse y hacemos menos otros aspectos de la vida diaria que bien merecen atención de la misma forma. 

Alguien que está atravesando por un problema “trivial” (sí, más comillas), digamos, una reciente ruptura amorosa, seguramente ha escuchado más de una vez frases trilladas como «Ya se te pasará» o «No es para tanto» por poner ejemplos tajantes. Más aún, las personas solemos recriminarnos a nosotras mismas usando estas frases exactas, invalidando así que lo que sentimos y experimentamos en esos momentos es tan relevante como cualquier otro asunto que pueda generarnos conflicto. Si bien no se trata de crear una tormenta en un vaso de agua, tampoco se trata de negar el hecho de que el problema existe y que, por la razón que sea, en ese momento específico de nuestras vidas nos vemos limitados para afrontarlo.

¿Cuándo acudir a terapia?

Ahora, quizá le pase por la mente, con justa razón, lo siguiente: «Anda, pues si este quiere tenernos terapia por cualquier pequeñez.» Lo que nos lleva al tópico principal: ¿Cuándo debo acudir a terapia? Y la realidad es que no hay un momento preciso que le indique a uno que debe acudir a terapia. Como se mencionó antes, cada persona opera distinto en cuanto a lo que piensa, siente y experimenta, pero sí hay pequeñas pistas que pueden d 

Imagine su día a día. Seguro logra identificar algunas pequeñas cosas que le causen alguna molestia o incomodidad. Ahora pregúntese, ¿ha tenido esa sensación de incomodidad de manera más frecuente o presente que antes? ¿Se siente como algo que antes se hubiese resuelto pero que ahora no sucede? Si con cualquiera de estas preguntas usted pudo visualizar alguna situación en su vida, PROBABLEMENTE (ahora en mayúsculas) sea una buena idea iniciar un proceso de psicoterapia.

Hablar de prevención.

Al decir “probablemente” quiero tocar solo de paso el tema de la prevención. Casi de forma universal, las personas no tenemos las mejores prácticas de prevención cuando de salud se trata, ya sea física o mental. Al ir a un médico, normalmente ya hemos cargado con la molestia por mucho tiempo. De manera similar, cuando acudimos con un especialista de salud mental, lo que sea que estemos viviendo quizá es algo que ya hemos cargado desde tiempo atrás por el motivo que fuere. Como en toda cuestión de salud, acudir antes de que el asunto se convierta en algo más grande siempre será la mejor opción.

Pero, ¿qué no dura mucho tiempo?

Otro mito que limita a las personas a acudir es la idea de que se trata de un proceso largo. Hoy en día muchos procesos de terapia son breves y no hay motivo para que duren años. Sí bien, puede que usted conozca a alguien que lleva en terapia mucho tiempo, me atrevo a argumentar que lo más probable es que el asunto a tratar originalmente ya haya sido solucionado y que ahora la persona se encuentra atendiendo algo más.

Y, ¿el costo?

Finalmente, la cuestión de costos. Un factor que no podemos pasar por alto y que quizá valdría la pena abordar más a fondo en otra ocasión. Resulta relevante mencionar que, tal como se mencionó antes, el tiempo que tiene el asunto que estamos meditando o no llevar a las manos de un experto puede que sea ya largo. Y es que el viejo adagio de que «el tiempo todo lo cura» no aplica de manera idéntica, ni mucho menos certera, a todos los asuntos. Una mejor pregunta para poder valorar la decisión de iniciar con un proceso de terapia, más allá del estrés que suele generar el costo económico, desde mi punto de vista, sería: ¿Cuál es el costo que habré de pagar si decido no atender esta situación que en este momento parece importante tratar y que me está resultando difícil de afrontar?

Por su parte, es verdad que los costos varían de terapeuta en terapeuta. Como cualquier profesión del ramo de la salud, es importante destacar que cada terapeuta considera los años de experiencia y estudios que tiene, así como las especializaciones para tratar determinados temas con el fin de ofrecer una tarifa apropiada.

Afortunadamente, hoy en día hay varias opciones y plataformas virtuales que ayudan a reducir tanto el costo como a facilitar el acceso de estos servicios, que el día de hoy resultan tan importantes y que, tristemente, aún no consideramos esenciales en los servicios de salud públicos ni privados.
 

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