Soy una persona sensible y observadora. Esa sensibilidad no solo forma parte de mi manera de estar en el mundo, sino que también es la base desde la que me vinculo con las personas que acompaño. Me permite captar lo que no siempre se dice con palabras, estar atento a lo sutil, a los matices del cuerpo, a las pausas, al ritmo emocional del otro.
Mi mirada es integradora y humanista. Me apoyo principalmente en la terapia Gestalt y en el enfoque sistémico, porque ambos me invitan a mirar al ser humano en su totalidad, en relación consigo mismo, con los otros y con su contexto. Desde la Gestalt, doy valor al aquí y ahora, a la toma de conciencia, al contacto auténtico. Desde la mirada sistémica, tengo presente que toda historia personal se teje dentro de una red de vínculos familiares, sociales y culturales que la sostienen y también la condicionan.
Trabajo desde un lugar en el que lo terapéutico no se basa solo en la técnica, sino en el vínculo, en la presencia, en la escucha profunda y en el respeto por el proceso del otro. Acompañar no es intervenir desde fuera, sino caminar al lado, con humildad, disponibilidad y humanidad.