Este artículo explora, con calidez y un toque de humor, por qué todas las personas, incluidos los propios psicólogos, pueden beneficiarse de ir a terapia psicológica.
Introducción
Si estás leyendo esto, puede que alguna vez hayas pensado: “¿De verdad necesito terapia? ¡Si estoy bien!” Spoiler: sí, la necesitas. Bueno, tal vez no la necesites urgentemente, pero seguro que te vendría bien. ¿Por qué? Porque todos, absolutamente todos, cargamos con una mochila invisible llena de emociones, experiencias, pensamientos y hasta traumas que a veces no sabemos cómo acomodar. Y no, no vale eso de “yo me desahogo con mis amigos”. ¿Por qué no? Pues porque tus amigos no son terapeutas, a menos que lo sean (y si lo son, por favor, eso nunca sale bien, no serían objetivos y abusarías de su amistad).
Pero bueno, antes de que empieces a pensar que esto es una venta forzada de terapia (prometo que no lo es), acompáñame en esta reflexión sobre por qué cualquier ser humano –y hasta los psicólogos– puede encontrar un gran aliado en la terapia.
Porque todos somos un poquito raros (y está bien)
Vamos a empezar con una verdad sencilla: todos somos un poco raros. En serio. Tal vez tú eres de los que revisas cinco veces si apagaste el gas antes de salir, o de los que se sienten culpables por decir “no” aunque realmente no puedas o no quieras ayudar. A lo mejor, eres el alma de la fiesta, pero en el fondo te aterra que la gente te juzgue...
Y aquí es donde entra la magia de la terapia: no es para que dejes de ser tú, sino para que entiendas por qué eres como eres y aprendas a aceptarlo. Porque sí, estar un poco loco es parte de ser humano.
Además, la terapia no se trata de “arreglar” algo que está “roto”. Muchas veces, se trata de descubrir cosas sobre ti mismo que ni sabías que estaban ahí. Es como limpiar un armario: no porque esté sucio, sino porque de vez en cuando necesitas reorganizarlo para encontrar lo que realmente necesitas y sacar lo que ya no te sirve.
Porque los psicólogos también tienen emociones (sí, ellos también lloran)
Déjame decirte algo que tal vez no sabías: incluso los psicólogos vamos a terapia. ¿Por qué? Porque ser terapeuta no te convierte en un robot sin sentimientos o en un super héroe o super heroína que todo lo puede y todo lo sabe, ¡que va!. Nosotros también tenemos días malos, problemas familiares, dudas existenciales y todo lo que acompaña al paquete de ser humano.
De hecho, uno de los mayores secretos de los buenos psicólogos es que reconocemos la importancia de trabajar en su propia salud mental para poder acompañar a otros. Es como esa regla de los aviones: primero ponte tú la mascarilla de oxígeno antes de ayudar a los demás. Así que, si los psicólogos, que sabemos mucho sobre emociones, creemos en la terapia, ¿por qué tu no deberías hacerlo también?
Porque no siempre puedes manejar todo solo (y no deberías tener que hacerlo)
¿Recuerdas cuando eras pequeño y alguien te ayudaba a abrir ese frasco imposible de mermelada? Bueno, la terapia es un poco como eso. No significa que seas débil porque no puedes abrir el frasco tú solo; significa que eres lo suficientemente sabio como para pedir ayuda.
La vida no viene con manual de instrucciones, y a veces las cosas se complican. Puede ser el estrés del trabajo, una ruptura, una pérdida, o simplemente sentir que estás atrapado en una rutina. Sea lo que sea, la terapia es ese espacio donde puedes soltar todo sin miedo a ser juzgado.
Y ojo, no siempre tienes que llegar a terapia con un problema gigante. Muchas veces, ir a terapia es como llevar tu coche al taller para una puesta a punto. No esperas a que el motor explote, ¿verdad?
Porque la salud mental es tan importante como la física
Vivimos en una sociedad donde ir al médico por un resfriado es algo normal, pero pedir ayuda para nuestra mente a veces sigue siendo un tabú. ¿Por qué? Si cuidamos nuestro cuerpo, ¿por qué no hacer lo mismo con nuestra mente?
Ir a terapia no es un lujo, ni una señal de debilidad. Es una inversión en ti mismo, en tu bienestar, en tu capacidad para disfrutar la vida. Es como ir al gimnasio, pero en lugar de levantar pesas, aprendes a manejar tus pensamientos, tus emociones y tus relaciones.
Porque ser escuchado cambia todo
¿Alguna vez has sentido que nadie realmente te escucha? No hablo de esos “ajá” que a veces nos dicen mientras revisan el teléfono móvil, sino de ser realmente escuchado, con atención, sin interrupciones, sin juicios.
Eso es lo que hace un terapeuta. Es como tener un espejo humano que no solo refleja lo que dices, sino que te ayuda a ver las cosas desde otra perspectiva. Y no, no te va a dar las respuestas mágicas a todos tus problemas, pero te hará las preguntas correctas para que encuentres esas respuestas por ti mismo.
Porque el mundo sería un lugar mejor si todos fuéramos a terapia
Imagínate un mundo donde la gente aprenda a gestionar su enfado en lugar de explotar, donde las personas puedan hablar de sus diferencias sin lastimarse, y donde todos tengan herramientas para manejar y afrontar sus emociones. ¿No sería increíble?
Ir a terapia no solo te beneficia a ti; también beneficia a los que te rodean. Cuando tú estás bien, puedes ser una mejor pareja, amigo, madre, padre, hijo, compañero de trabajo... en fin, puedes ser una mejor versión de ti mismo.
Un toque de humor para cerrar (pero en serio, piénsalo)
Si sigues pensando que la terapia no es para ti, déjame preguntarte esto: ¿alguna vez has tenido una conversación con tu perro, tu almohada o el techo de tu cuarto? Si la respuesta es sí, ¡felicidades! Ya tienes experiencia en desahogarte. Ahora imagina hacerlo con alguien que puede responder y ayudarte a entender por qué sientes lo que sientes.
Entonces, ¿por qué no intentarlo?
La terapia no es solo para momentos de crisis. Es para conocerte mejor, para crecer, para sanar y, sobre todo, para vivir una vida más plena y consciente. Así que, ¿qué estás esperando?
Y ahora, te dejo con una pregunta para reflexionar:
¿Qué pasaría si dedicáramos tanto tiempo a cuidar nuestra mente como lo hacemos con nuestras redes sociales?
Te invito a pensar en ello. Y si decides dar el paso, recuerda que siempre hay un terapeuta dispuesto a escucharte (¡y no, no necesitas esperar a que tu vida se convierta en un drama de telenovela para hacerlo!).
En Terappio creemos que la terapia es para todos, porque todos merecemos ser escuchados, comprendidos y apoyados. ¿Te animas?
Irene Candelas
Psicóloga M-19762