El duelo maternal: Yo no quiero/puedo ser madre

Autor: Xènia De Fermentino , 13/11/2023 (224 vista)
Dificultades en relaciones, Depresión y apatía, Separaciones y pérdidas, Autoidentificación, Soledad, Sentido de la vida, Desarrollo personal, Problemas de embarazo, Crisis de la edad, Vergüenza y culpa
El duelo maternal: Yo no quiero/puedo ser madre

cada vez es más frecuente encontrarse con mujeres que dicen NO a la maternidad, y aunque de entrada pueda parecer una decisión de mujer valiente y decidida, por dentro muchas veces existe una gran tristeza, fragilidad, y todavía cierta exclusión social de quienes eligen ese camino en su vida.

Ser madre, ¿Si o no?

Llega un momento en la vida de cada mujer donde tenemos que pasar por un puente, a veces, de difícil acceso: ser madre, ¿sí o no?

Cuando la respuesta es No, la mujer se enfrenta, de una manera más o menos consciente, a un duelo muchas veces complicado. La decisión de no ser madre, por un lado lleva a lugares aliviadores, de descanso, de libertad. Por otro lado a aspectos como culpa, egoísmo, soledad.

Cuando la respuesta es Si, empieza un camino para el cual no hay brújula que valga. Los acontecimientos se suceden en función de lo que nos depara la vida. Por mucho que intentemos programar cuándo y cómo ser madres, la realidad va a ser la que la vida nos ofrezca, y a veces este camino del Si se encuentra con la puerta del No:

- Del No puedes serlo

- Del puedes serlo pero con ayuda médica

- Del qué tal si pruebas una fecundación in vitro

- Del tus óvulos ya no sirven pero podemos recurrir a una donante

- Del: ¿has pensado en adoptar?

También puede ocurrir que en la pareja haya conflicto en cuanto a la decisión de ser padres o no serlo y todo lo que esa decisión supone. Hay mucho factores que llevan a que una mujer no pueda o no quiera ser madre, y a veces puede ser una elección, y a veces una situación. 

Cuando es una elección, estamos ante la liberación de la maternidad. En la sociedad actual, existe una creciente libertad para que las mujeres tomen decisiones propias en todos los aspectos de sus vidas, incluyendo el ámbito de la maternidad. Cada vez más mujeres eligen no tener hijos y optan por enfocarse en otros aspectos de su vida, como la carrera profesional, el desarrollo personal y la búsqueda de la felicidad individual. Existen varias razones detrás de la decisión de estas mujeres y un impacto social.

- Rompiendo con los estereotipos: Históricamente, la maternidad ha sido considerada como el deber y el propósito principal de todas las mujeres. Sin embargo, las mujeres que deciden no ser madres desafían estos estereotipos y cuestionan la supuesta obligación de convertirse en madres. Se reivindica un derecho a decidir sobre su propia vida y la posibilidad de construir un sentido de identidad basada en otras facetas que no sean la maternidad.

- Trayectorias profesionales y desarrollo personal: La opción de no tener hijos puede permitir a las mujeres enfocarse en el desarrollo de sus carreras profesionales sin tener que equilibrar las responsabilidades de la maternidad. Esto les brinda mayores oportunidades de crecimiento personal, alcanzar sus metas y tener un impacto significativo en su trayectoria laboral. Además, pueden disfrutar de tiempo libre para invertir en actividades y pasiones personales, ya que no tienen que destinar tiempo y recursos a las necesidades y cuidados de un niño.

- Sacrificios y responsabilidades: Ser madre implica grandes sacrificios y responsabilidades, tanto emocionales como financieras. Algunas mujeres prefieren no asumir esa carga y eligen disfrutar de su libertad para tomar decisiones sin tener que pensar en el bienestar y las necesidades de un hijo. Así, pueden dedicarse a sí mismas, conocerse a un nivel más profundo y aprovechar su tiempo y energía en crear un estilo de vida más acorde a sus deseos y necesidades.

- La presión social y los cuestionamientos: A pesar de los avances en la lucha por los derechos de las mujeres, todavía persiste una fuerte presión social para ser madre. Aquellas mujeres que deciden no tener hijos pueden enfrentarse a preguntas y comentarios no deseados de amigos, familiares y la sociedad en general. A menudo, se les cuestiona y se les dice que cambiarán de opinión en el futuro, pero es importante respetar su decisión y reconocer su autonomía para decidir sobre sus vidas.

La decisión de no ser madre puede ser una elección consciente y legítima para muchas mujeres. Esto les permite construir una identidad basada en otras facetas de su vida, como su desarrollo profesional, sus intereses personales y su búsqueda de la felicidad individual. Es fundamental respetar y apoyar a estas mujeres en su decisión, promoviendo un cambio de paradigma que aleje a la maternidad de ser vista como una obligación, y brinde espacio para que cada mujer elija su propio camino hacia la realización personal.

¿Qué pasa cuando no ser madre es una situación? ¿Qué pasa con las mujeres que quieren ser madres y no pueden serlo?

De entrada, el duelo maternal es mucho más intenso y mucho más consciente. 

Ser madre es un deseo que muchas mujeres tienen en algún momento de su vida. Es un instinto fundamental, una manifestación del amor, la paciencia y la entrega hacia otro ser. Sin embargo, no todas las mujeres tienen la posibilidad de experimentar esta maravillosa etapa de la vida de manera natural y esto puede convertirse en una experiencia dolorosa y desgarradora.

La infertilidad, definida médicamente como la incapacidad de concebir después de un año de relaciones sexuales sin protección, afecta a un número significativo de mujeres en todo el mundo. Ya sea por problemas médicos, condiciones físicas o incluso factores emocionales, muchas mujeres no pueden experimentar la maternidad que tanto anhelan. Y este factor está cada vez más a la orden del día, pues con el aumento de la esperanza de vida, también se ha envejecido mucho la edad para ser madre, y en la época actual no se corresponde la necesidad real (ser madre entre los 35 y los 45 años) con la edad biológica ( ser madre entre los 25 y los 35 años).

Ya sea de manera natural o asistida, el camino hacia la maternidad puede estar lleno de altibajos emocionales y físicos. Cada mes, las mujeres que luchan por concebir se enfrentan a la angustia de la espera y a la tristeza de un resultado negativo. A menudo, se sienten excluidas o incomprendidas en una sociedad donde la maternidad suele verse como algo natural y normal. Estos procesos tan largos y dolorosos se viven en auténtica soledad.

Aquellos que no han enfrentado las dificultades de concebir pueden subestimar el impacto emocional y psicológico que la infertilidad puede tener en una mujer. Muchas se sienten culpables, se preguntan si hicieron algo mal o si están siendo castigadas de alguna manera. La infertilidad a menudo afecta la autoestima y la confianza en sí mismas, llevando a las mujeres a cuestionar su propio valor como individuos.

Además, la infertilidad puede afectar las relaciones románticas y familiares. Muchas parejas se enfrentan a tensiones y conflictos a medida que atraviesan tratamientos de fertilidad, impactando en su vida íntima y su vínculo emocional.

A veces la infertilidad llega por la ausencia de pareja estable en la edad fértil, y me he encontrado en consulta a muchas mujeres que pasados los 40, siguen sin pareja estable y con el deseo de ser madres.

Aunque parece fácil a simple vista que una mujer se pueda quedar embarazada médicamente, es importante reconocer que no todas las mujeres que no pueden concebir eligen la opción de los tratamientos de fertilidad. Factores como la ideología personal, cultural, social o religiosa, puede llevarlas a decir no a la maternidad, un "no" seguramente más de compromiso que real, pero aún así será su elección. 

Cada mujer hacer su propio camino para llegar a la maternidad o rechazarla, y todas merecen el apoyo y respeto de la sociedad en su elección.

En última instancia, es crucial desterrar los estigmas y tabúes asociados con la infertilidad. Las mujeres que luchan por concebir necesitan ser comprendidas y apoyadas en su búsqueda de la maternidad, sin juicios ni preguntas incómodas. Al brindarles nuestro apoyo emocional y proporcionarles un espacio seguro para expresar sus emociones, podemos aliviar el peso de la infertilidad y ayudar a estas mujeres a encontrar consuelo y esperanza en sus vidas.

Las mujeres que desean ser madres y no pueden concebir enfrentan una batalla invisible pero significativa. Es hora de reconocer su lucha, abrazar su valentía y mostrarles el apoyo incondicional que merecen. Juntas, podemos crear conciencia y fomentar una sociedad más compasiva y empática hacia las mujeres que enfrentan el desafío de la infertilidad.

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