Los 3 Psicólogos infantiles en San Miguel de Tucumán

Como persona y especialista, me guío por el principio del autodesarrollo constante. Creo firmemente que la vida es única y corta, y por ello, considero fundamental aspirar siempre a una versión mejorada de uno mismo. Esta filosofía personal se refleja en mi enfoque profesional, donde busco no solo la resolución de síntomas, sino también el crecimiento integral de mis pacientes. En mi práctica, me esfuerzo por establecer una relación de confianza y empatía con mis clientes desde el primer encuentro. Valoro profundamente la importancia de escuchar atentamente y validar los sentimientos de quienes buscan mi ayuda. Creo que comprender y aceptar las emociones es un paso crucial en el proceso terapéutico. Me dedico a proporcionar explicaciones claras y comprensibles sobre las razones detrás de las experiencias y síntomas de mis pacientes. Este autoconocimiento es la base sobre la cual construimos un camino hacia el bienestar. Mi enfoque terapéutico se centra en la eliminación de los síntomas en la medida de lo posible, pero mi objetivo principal es guiar a mis pacientes hacia un acercamiento progresivo a su ideal de vida. Utilizo una combinación de técnicas basadas en la evidencia, incluyendo la terapia cognitivo-conductual, para ayudar a mis pacientes a superar sus desafíos y alcanzar sus metas personales. Estoy comprometido con la creación de un espacio seguro y comprensivo donde puedan explorar sus sentimientos, descubrir nuevas perspectivas y desarrollar estrategias efectivas para vivir una vida más plena y satisfactoria.

Soy una persona sumamente franca y frontal, la terapia conmigo es un ida y vuelta, no me mantengo callada, siempre cuento con devoluciones, me gusta motivar y marcar los avances en mis pacientes para desarrollar su autoestima y que generen confianza en el proceso. Tengo mucha empatía, eso sentí la singularidad y creencias de todos mis pacientes

La posibilidad de trabajar con algo que me apasiona, como es la clínica, resulta ser muy satisfactorio y apasionante. Al ser un trabajo tan solitario, del uno a uno, me parece fundamental la supervisión de casos. Esto me permite ir repensando mi práctica y continuar formándome como analista. Para así poder aliviar, algo del sufrimiento de aquellos que asisten al consultorio