Comenzar una Terapia Psicoanalítica

Autor: Pablo Bande , 15/06/2024 (114 vista)
Ansiedad e insomnio, Psicosomática, Vergüenza y culpa, Crisis emocional
Comenzar una Terapia Psicoanalítica

Si estás intentando comenzar una terapia Psicoanalítica, quizá te sirva saber alguna de estas cosas.

¿Qué es el Psicoanálisis?

Es una técnica a través de la cual un profesional te escucha, interpreta e interviene de modo tal que el síntoma abordado, cede, desiste o pierde su función. 

¿El psicoanalista se va a quedar callado toda la sesión?

Desde mi posición epistemológica y mi práctica, como la de muchos colegas, quedarse callado no tiene sentido. Si uno está intentando trazar la lógica de un discurso, que es el sostén mismo del síntoma, lo mínimo que uno tiene que hacer es preguntar. 

El armado del caso, implica reconocer puntos nodales y tratar de responder a ciertas curiosidades que irremediablemente se van presentando. La segunda razón que justifica la palabra del psicólogo es que tiene que interpretar. Si no devolvemos una interpretación, entonces no estamos haciendo nada. 

¿Qué es el Inconsciente?

La primera tentación es la de hablar de un inconsciente oculto, reprimido, y desde luego que hay partes del inconsciente que cumplen con esta condición. Sin embargo, la mayoría del tiempo lidiamos con un inconsciente que es un texto, una constitución escrita, un orden, una plataforma llena de determinaciones que nos anteceden y exceden… que no forman parte de nuestra consciencia pero que tampoco están estrictamente reprimidas. 

¿Dónde está el inconsciente? 

Para comenzar podemos decir que es algo no-físico, y que por ende no podemos captar imágenes de aquél, pero sí diremos que tiene efectos en el cuerpo. Si eres un niño de 10 años y tu padre te dice por la noche que tengas cuidado, que hay un extraño fuera de la casa y que quiere entrar… los efectos de ese simple comentario inmaterial serán profundamente materiales. ¿Cómo se van a materializar las consecuencias de ese comentario? Pues en no poder dormir, en el disparo de adrenalina y cortisol en el cuerpo del niño, en la activación del sistema nervioso, la ansiedad, la angustia… todo por algo que alguien dijo. Y decir no es poco; de hecho, podemos indicar que el inconsciente es el conjunto de discursos que hablan en nosotros… o bien podemos decir que somos hablados por ellos. 

 

¿Está el inconsciente dentro nuestro? 

Desde Lacan, pensar en un inconsciente interior es imposible. Si marcamos que es un conjunto de discursos, ya no podemos ubicarlo dentro de un individuo. Por ejemplo: Lo que se dice en Uruguay de tal o cual modelo político… ¿está dentro o fuera de las personas que lo dicen? Lo que se dice en la familia acerca de la tía Matilde, está dentro o fuera de cada uno de sus miembros. El lenguaje mismo, ¿está dentro o fuera? Lacan no habla de interior y exterior sino de inmicción de otredad. Digamos que un sujeto es algo así como la intersección entre un conjunto de atributos individuales y un capital simbólico que viene de afuera. 

¿Qué significa que “somos hablados”?

Significa que el contenido de nuestras propias palabras parece muy bien seleccionado por nuestra voluntad, pero en realidad nuestro discurso se ancla sobre funciones preestablecidas. No sabemos de antemano cuáles son estas funciones matemáticas, lingüísticas, que están ahí y de las cuales somos simples ejecutores. Ni siquiera concebimos la posibilidad de que algo hable en y por nosotros. 

Que somos hablados por “eso”, significa que cuando decís que “esto o aquello no es para vos”… esas determinaciones ya lo habían decidido incluso antes de tus palabras. Significa que cuando lloras y no sabes por qué, la fórmula de ese malestar está escrita ahí como un texto no sabido. Significa que cuando te vez pequeño frente al mundo, o frente a un amor, quizá tus potencialidades están pisadas por esa plataforma.

El inconsciente es el lugar donde se escribe la normativa a partir de la cual te sientes culpable aunque todo el mundo diga que no tienes por qué. El inconsciente es el conjunto de tus posibilidades en esta vida. Decir: “Yo no sirvo” es decir que de acuerdo a lo que opera en tu inconsciente, se generó un resultado que concluye que no sirves.

En ese contexto, la intervención más estúpida es decirte que sí; “¡Pues mira todo lo que has hecho!”. La más inteligente es cuestionar las condiciones que generaron, como efecto, esa conclusión. 

Y si el inconsciente es un texto: ¿Quién lo escribió?

Pues todos. De manera simplificada diríamos que lo hicieron tus padres, su presencia o ausencia. Pero también lo escribieron personas que nunca conociste, incluso personas que ya estaban muertas mucho antes de tu nacimiento. La historia de inmigración o emigración que marcó el destino de tu familia, la guerra, el cúmulo de sus éxitos y fracasos. Los filósofos y epistemólogos que quebraron los modos de ver el mundo, que definieron una ética y estética. Por ende (y esto puede ser especialmente enaltecedor), parte de tu inconsciente lo escribió el mismísimo Aristóteles.

Sé que el psicoanálisis tiene fama de focalizarse demasiado en el pasado, pero desde luego, de todas esas inscripciones solo algunas pocas se revisan. Algo genera conflicto, algo genera inhibición, síntoma o angustia. Quizá baste con revisar una sola línea, interpretarla y generar de ese modo la oportunidad de que se abra un nuevo curso de significación para lograr nuestro cometido.

En esa apertura debe quedar denunciada la contingencia, tanto del significado previo como del nuevo. En esa apertura yace la complejidad de la vida humana. 

No hago de este texto una promesa, la técnica psicoanalítica tiene limitaciones por todos lados. 

Sin embargo, creo que es una de las pocas técnicas que va al encuentro de una verdad personal. Una que, aunque se ignore…  opera. 

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